entre mitologías

a vos, amor

guiada por las huellas
de una literatura en la que no había creído
ciega y alucinada
(como extranjera,
o como habitante primigenia)
se aferró a ella
(grito, mito, arte, palabra).
(re)conocía olores
y trazaba mapas
sorprendida por la cercanía de las estrellas
y los desvíos
de lenguas que dibujaban lo mismo.
pretendió recorrerla
como a una ciudad a la que se vuelve
o de la que nunca se partió
(instintiva morosa ávida)
pretendió conocerla
descubrir sus paisajes
sus encrucijadas,
y creyó encontrarla
mojando los pies
en la humedad de sus ríos
buscó convencerla relatándole
antiguas historias (sueños de futuro),
dejando señales en sus calles,
como migas,
como vestigios,
como invitación,
y quiso conquistarla
pero carecía de lanza o bandera y no quería
amurarla (ni amurallarla)
posó entonces su dedo
en una esquina cualquiera (o cima
de una montaña, o espuma de mar o granito de tierra)
y ahí espero, alimentada por los siglos,
ciega y alucinada.
ahí espero.

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a Dafna

"(...)/Inventemos palabras,/nuevas luces y juegos,/nuevas noches que se plieguen/
a las nuevas palabras./(...)/Otros sexos/ hagamos/ y otras imperiosas necesidades/ nuestras/ sin dolor y sin muerte
."
(Fundación, S. Thénon)


años mitológicos y ella sigue corriendo entre montañas. mujer en estampida dejando huellas húmedas de tierra. boca sedienta atragantada en polvo, ojos de arena errante. el silencio hace eco en el oído alerta. no hay piedra ni río que alcance a formar la sílaba que estalla con cada estrella que aparece. la noche atomizada en deseos se refugia en miradas: congelar o metamorfosearse, posibilidades frente al poder del otro. la mujer de muchos nombres tiembla como sonido. la pregunta detona sangre y savia en la lengua. la fotosíntesis se acelera y la mano se desliza hacia el silencio. el amor desaforado se derrama en lluvia y el abrazo es real, para proteger del viento.

mensaje en una botella II

te quiero (acá. ahora. conmigo.) te quiero

pregunta: cómo llega una botella a destino si no hay mares entre las orillas?

Toda orientación presupone desorientación. Sólo quienes han experimentado el extravío pueden librarse de él. Pero estos juegos de orientación son a su vez juegos de desorientación. En ellos reside su fascinación y su riesgo. El laberinto esta hecho para que el que entre se pierda y se confunda. Pero el laberinto constituye a su vez, un desafío para el visitante a fin de que reconstruya el plano y disipe su poder. Si lo consigue, habra destruido el laberinto; no existe laberinto para quien lo ha atravesado.

R-Grillet

entre lunas

espía el silencio que asoma bajo su ropa. la sal todavía en los labios y el pasado travestido en sombras. los dedos mapean el cuerpo dejando huellas, moldeando su contorno como si fuera arcilla. el reloj detenido como luna llena.
no hay miradas que guíen. la posibilidad está en las palabras que visten la oscuridad. que la vuelven más oscura mientras caen como lluvia sobre los cuerpos. las palabras lúbricas se detienen en grietas donde la respiración se agita, donde el aliento vuela en partículas que semejan estrellas. la lengua escribe el nuevo diccionario en el rastro de saliva.
el cuerpo se mueve en el umbral de lo no dicho. de la duda. de la afirmación. los dedos dibujan jeroglíficos húmedos en la piel convertida en papiro. hoja blanca atravesada por deseos. atravesada por la mudez inevitable del encuentro.

Laura A.

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la ciudad bajo un espectro de niebla y el reloj detenido en el silencio. tensión agónica de la respiración, irrealidad de la espera. late amorfa y la palabra golpea como anestesia. pobrecita, niña voodoo de hilacha y palabras. olvidó que la oscuridad siempre gana. su cuerpo disuleto en ondas y recreado en estopa. su corazón atravesado por alfileres como mariposa. bate las pestañas como alas y su libertad en duelo con los dedos que le aprietan la garganta. pobrecita, niña voodoo de tinta e hilacha. las palabras vagan en sus ojos. la lengua cuelga en gemido. la cabeza golpea cuando cae y rueda. el sexo no, se guarda como trofeo.

Laura A.

entre tangos

sin decirlo, estoy diciendo tu nombre
sin decirlo, con tu nombre estaré yo


(gira la cuchara del café, del último café)los ojos grandes, casi ciegos de mi asombro y yo perdida en los reflejos estallados en mis ojos. en los reflejos confusos del olvido. hoy -entre cenizas, tango y humo- te evoco sin palabras, sin lágrimas, sin rezo. alguna calle, seis cero tres, quinto piso, ascensor. ya no hay porteros, ni vecinos, ni cocktails, ni amor a media luz (gira la cuchara del café, del último café) soy una pregunta empecinada, secreto mudo, confesión. sólo hay ecos y el recuerdo que sin música lastima (gira la cuchara del café, del último café)alguna vez tu besos fueron míos y sabés, ninguna con tu piel y con tu voz. sin embargo somos noche. camino sin salidas -llueve- pálidos despojos de un naufragio (llueve, y me ofreciste el último café)

mensaje en una botella

te extraño

entre tiempos

a M. (por siete días, inconjurable)

se siente texto a la deriva. sus palabras -ella- desbordadas, mudas. había querido decir, pero. frases heridas, fragmentadas, despedazadas. el fetiche como redención posible. rémora de sentido, del sentido dado por el otro (su mirada imposible borra, agrega o detiene). pasado y futuro estallan en su cuerpo, en su lengua húmeda e inútil. ella y su duda y su deseo. ella. lo no dicho y lo dicho se inscriben en el bisbiseo del silencio. darse cuenta que la única libertad posible habita en la palabra que desconoce, que se le escapa.

Laura A.

entre deseos

el reloj no dio el minuto y la boca se congela en mueca. ni una palabra late. el silencio muralla (génesis y escape). el sonido fisura (excusa y coartada). el aire se detiene en espejo: fractales que fragmentan el cuerpo al infinito y la mirada del otro como grumo entre las pestañas. superposición imaginaria. realidad y deseo delatados en su propia trampa. la boca se cierra y el silencio se deshace en eco. desde el vacío, pensó, también se habla.

Laura A.
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la lucha entre eros y tánatos la llevó al destierro. Perdió las palabras, algunos dientes y uno de sus ojos. Volvió a la orilla desnuda (feto expulsado antes de tiempo). volvió a la orilla convertida en grito.
desdobla la lengua como hoja seca. como pergamino mudo. perdió noción del espacio que se ahueca, extraño, alrededor de su cuerpo. el deseo se deshace. cae como confetti después de la fiesta. escuchó risas y las confundió con celebración (quiso comerlas como sacramento). carne y alma. escuchó gemidos y los pensó placer (quiso ser ungida).
respira profundo. los pulmones parecen estallar en fuegos de artificio. convulsión del cuerpo y la boca se abre. los brazos se mueven como serpentinas. cómo nacer si no hay nadie para recibirla.

Laura A.
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vuelve a encontrarse sola en la oscuridad de la noche. la luz de la luciernaga está del otro lado de la puerta. Pero esta vez, no hay algodones de azúcar ni tibieza en el aire. hay líneas de polvo que desvían la mirada. hay voces que ocultan los deseos con palabras. el agua que sube lentamente cubriendo sus pies, sus rodillas, no es agua sino whisky y lágrimas. salivas y sangre.
cuidarme. hace equilibrio parada en el no lugar. los ojos rojos y la garganta cerrada. sigmund creía en la neurosis. ella cree en la verdad de sus visiones. las palabras se superponen pero como en el sueño, no hay lugar para ellas. tose y tiembla. la luz cruza su cuerpo como cicatriz. y el deseo. no voy a dejar que nada malo te pase. un beso y caperucita se deshace de la tela roja. también ella se convierte en lobo. piensa que la inocencia de lo par consiste en no dejar nada afuera. una sonrisa irónica (en esta historia no suele haber lugar para lo par) y se deja seducir por el olor de los cuerpos.
el frío convertido en humedad. la respiración en gemido. el hielo de boca en boca como el beso. como el frío. tiembla. disfruta de lo prohibido (por lo menos hasta que la pequeñez de la luciernaga se haga visible). toca una humedad espesa. egoista. y un dedo le roba el grito que se desparrama en la sábana, en la pierna suave de un lobo disfrazado de cordero.
hace equilibrio en el no lugar. sabe que no hay cuento sin pérdida. sabe que el final feliz es una máscara quizás más dolorosa. hace equilibrio pero su cuerpo quiere la luz. nada (o sueña) hasta el calor doloroso del límite.

Laura A.

entre palabras

a la otra (escuché que sólo el pecado puede ser dicho)

cama sin orillas y las palabras alrededor golpeando como olas agitadas. su cuerpo desnudo y frágil. resistente. su piel como salvavidas. náufragas abrazadas.
las bocas sólo responden al beso; afuera, las palabras se clavan frías en el cuerpo. amante, hija, compañera, desconocida. frágil y resistente. balsa. inversión inesperada. silencio protegido en la batalla de un océano con contracorrientes. somos orgasmo en el momento de peligro. las sin nombre. somos remo y barco hundido. somos su deseo a pesar de los golpes. la arena donde descansan después de la tormenta.

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a M. S.

mira su cuerpo y es el mismo pero no. los ojos no devuelven la misma imagen. ser en el otro. del otro. por el otro. si no hay espejo no existe. sus palabras sólo en el papel si no mueren, se deshacen como el aliento en invierno. como el orgasmo en la mano. las mira hasta quedar ciega. ella es sus palabras, su cuerpo que late aunque nadie lo oiga. se lame. el camino de saliva abre la herida que empieza y termina en su lengua. ella es sus palabras. las mastica. las besa. las moja. las come. ella se deshace.