Toda orientación presupone desorientación. Sólo quienes han experimentado el extravío pueden librarse de él. Pero estos juegos de orientación son a su vez juegos de desorientación. En ellos reside su fascinación y su riesgo. El laberinto esta hecho para que el que entre se pierda y se confunda. Pero el laberinto constituye a su vez, un desafío para el visitante a fin de que reconstruya el plano y disipe su poder. Si lo consigue, habra destruido el laberinto; no existe laberinto para quien lo ha atravesado.

R-Grillet