Antes de dormir

contame un cuento, papá, uno distinto. de esos donde lo malo era malo, donde la ley era ley y orden del relato. contame un cuento, papá. de esos cuando me escondía entre las sábanas y te espiaba con ojos entrecerrados. esos sonoros, papá. donde la palabra era tinta, distinta. leemelo, papá. el dedo en la boca, papá. en la hoja. contame esos antiguos que ya nadie escucha, papá. esos castos, protegidos entre láminas duras. incursos, quise decir, papa. ocultos. los olvidados, papá. ya no creo en los otros. dame letra, papá, letra. digo grito, papá. dame vos, papá, voz.

contame un cuento mamá, uno distinto. de esos que no fueron. de esos de antes de ser. cuando las palabras no eran cárceles, cuando la ley no era ley sino relato. contame un cuento, mamá. de esos de cuando te levantaba la pollera y me escondía entre tus piernas, de cuando abrazaba tu cintura con manos pegoteadas. Esos húmedos, contame mamá. cuentos lúbricos que te llevan a dar vuelta las páginas con el dedo mojado en saliva. un cuento sin sílabas, mamá. un beso. contámelo. esos que te ayudan a morir, mamá. a vivir quise decir. desencriptame mamá. contame un cuento en los que las formas se pierdan, de esos que cuando pestañeas se deshacen. jeroglíficos sin traducción, posibilidades. mamá, quiero un cuento de esos donde la piel no es un límite. es lengua. contame un cuento con tu cuerpo, mamá. en tu cuerpo. dale cuerpo, mamá. cuerpo.

entre mitologías II

Eris

la mirada estallada congela el hueco en el tiempo y la manzana con siglos de historia detona en pregunta. La lengua en los labios, los ojos ciegos. poseer o ceder. los sonidos detenidos y la sonrisa congelada en mueca. la pregunta atomizada en el aire se metamorfosea en silencio. el deseo es mas fuerte, la pérdida segura. brilla dorada, pulverizada en el viento. la mano se estira. la mano cae. la mano invita al cuerpo equivocado y la pregunta. la palabra húmeda demasiado fácil mientras, la respuesta condena en ojos ajenos.

entre ritos

calor de festividad religiosa, de piel contra piel. transpiración y confetti, respiración agitada e incienso, sofoco y aliento. la lengua en la boca: hostia. eucaristía antropofágica de dos cuerpos en deseo. el útero contiene la sangre ofrendada. celebración. humedad de vulva sobre vulva: bautizo. el dedo toca los misterios. la luz es fuerte y ciega. el cuerpo responde en eco. jadeo de órganos, estertores. el cuerpo ondula, entrega y la luz. milagro del nacimiento.

Laura A.

entre mitologías

a vos, amor

guiada por las huellas
de una literatura en la que no había creído
ciega y alucinada
(como extranjera,
o como habitante primigenia)
se aferró a ella
(grito, mito, arte, palabra).
(re)conocía olores
y trazaba mapas
sorprendida por la cercanía de las estrellas
y los desvíos
de lenguas que dibujaban lo mismo.
pretendió recorrerla
como a una ciudad a la que se vuelve
o de la que nunca se partió
(instintiva morosa ávida)
pretendió conocerla
descubrir sus paisajes
sus encrucijadas,
y creyó encontrarla
mojando los pies
en la humedad de sus ríos
buscó convencerla relatándole
antiguas historias (sueños de futuro),
dejando señales en sus calles,
como migas,
como vestigios,
como invitación,
y quiso conquistarla
pero carecía de lanza o bandera y no quería
amurarla (ni amurallarla)
posó entonces su dedo
en una esquina cualquiera (o cima
de una montaña, o espuma de mar o granito de tierra)
y ahí espero, alimentada por los siglos,
ciega y alucinada.
ahí espero.

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a Dafna

"(...)/Inventemos palabras,/nuevas luces y juegos,/nuevas noches que se plieguen/
a las nuevas palabras./(...)/Otros sexos/ hagamos/ y otras imperiosas necesidades/ nuestras/ sin dolor y sin muerte
."
(Fundación, S. Thénon)


años mitológicos y ella sigue corriendo entre montañas. mujer en estampida dejando huellas húmedas de tierra. boca sedienta atragantada en polvo, ojos de arena errante. el silencio hace eco en el oído alerta. no hay piedra ni río que alcance a formar la sílaba que estalla con cada estrella que aparece. la noche atomizada en deseos se refugia en miradas: congelar o metamorfosearse, posibilidades frente al poder del otro. la mujer de muchos nombres tiembla como sonido. la pregunta detona sangre y savia en la lengua. la fotosíntesis se acelera y la mano se desliza hacia el silencio. el amor desaforado se derrama en lluvia y el abrazo es real, para proteger del viento.

mensaje en una botella II

te quiero (acá. ahora. conmigo.) te quiero

pregunta: cómo llega una botella a destino si no hay mares entre las orillas?

Toda orientación presupone desorientación. Sólo quienes han experimentado el extravío pueden librarse de él. Pero estos juegos de orientación son a su vez juegos de desorientación. En ellos reside su fascinación y su riesgo. El laberinto esta hecho para que el que entre se pierda y se confunda. Pero el laberinto constituye a su vez, un desafío para el visitante a fin de que reconstruya el plano y disipe su poder. Si lo consigue, habra destruido el laberinto; no existe laberinto para quien lo ha atravesado.

R-Grillet

entre lunas

espía el silencio que asoma bajo su ropa. la sal todavía en los labios y el pasado travestido en sombras. los dedos mapean el cuerpo dejando huellas, moldeando su contorno como si fuera arcilla. el reloj detenido como luna llena.
no hay miradas que guíen. la posibilidad está en las palabras que visten la oscuridad. que la vuelven más oscura mientras caen como lluvia sobre los cuerpos. las palabras lúbricas se detienen en grietas donde la respiración se agita, donde el aliento vuela en partículas que semejan estrellas. la lengua escribe el nuevo diccionario en el rastro de saliva.
el cuerpo se mueve en el umbral de lo no dicho. de la duda. de la afirmación. los dedos dibujan jeroglíficos húmedos en la piel convertida en papiro. hoja blanca atravesada por deseos. atravesada por la mudez inevitable del encuentro.

Laura A.

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la ciudad bajo un espectro de niebla y el reloj detenido en el silencio. tensión agónica de la respiración, irrealidad de la espera. late amorfa y la palabra golpea como anestesia. pobrecita, niña voodoo de hilacha y palabras. olvidó que la oscuridad siempre gana. su cuerpo disuleto en ondas y recreado en estopa. su corazón atravesado por alfileres como mariposa. bate las pestañas como alas y su libertad en duelo con los dedos que le aprietan la garganta. pobrecita, niña voodoo de tinta e hilacha. las palabras vagan en sus ojos. la lengua cuelga en gemido. la cabeza golpea cuando cae y rueda. el sexo no, se guarda como trofeo.

Laura A.

entre tangos

sin decirlo, estoy diciendo tu nombre
sin decirlo, con tu nombre estaré yo


(gira la cuchara del café, del último café)los ojos grandes, casi ciegos de mi asombro y yo perdida en los reflejos estallados en mis ojos. en los reflejos confusos del olvido. hoy -entre cenizas, tango y humo- te evoco sin palabras, sin lágrimas, sin rezo. alguna calle, seis cero tres, quinto piso, ascensor. ya no hay porteros, ni vecinos, ni cocktails, ni amor a media luz (gira la cuchara del café, del último café) soy una pregunta empecinada, secreto mudo, confesión. sólo hay ecos y el recuerdo que sin música lastima (gira la cuchara del café, del último café)alguna vez tu besos fueron míos y sabés, ninguna con tu piel y con tu voz. sin embargo somos noche. camino sin salidas -llueve- pálidos despojos de un naufragio (llueve, y me ofreciste el último café)

mensaje en una botella

te extraño

entre tiempos

a M. (por siete días, inconjurable)

se siente texto a la deriva. sus palabras -ella- desbordadas, mudas. había querido decir, pero. frases heridas, fragmentadas, despedazadas. el fetiche como redención posible. rémora de sentido, del sentido dado por el otro (su mirada imposible borra, agrega o detiene). pasado y futuro estallan en su cuerpo, en su lengua húmeda e inútil. ella y su duda y su deseo. ella. lo no dicho y lo dicho se inscriben en el bisbiseo del silencio. darse cuenta que la única libertad posible habita en la palabra que desconoce, que se le escapa.

Laura A.

entre deseos

el reloj no dio el minuto y la boca se congela en mueca. ni una palabra late. el silencio muralla (génesis y escape). el sonido fisura (excusa y coartada). el aire se detiene en espejo: fractales que fragmentan el cuerpo al infinito y la mirada del otro como grumo entre las pestañas. superposición imaginaria. realidad y deseo delatados en su propia trampa. la boca se cierra y el silencio se deshace en eco. desde el vacío, pensó, también se habla.

Laura A.
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la lucha entre eros y tánatos la llevó al destierro. Perdió las palabras, algunos dientes y uno de sus ojos. Volvió a la orilla desnuda (feto expulsado antes de tiempo). volvió a la orilla convertida en grito.
desdobla la lengua como hoja seca. como pergamino mudo. perdió noción del espacio que se ahueca, extraño, alrededor de su cuerpo. el deseo se deshace. cae como confetti después de la fiesta. escuchó risas y las confundió con celebración (quiso comerlas como sacramento). carne y alma. escuchó gemidos y los pensó placer (quiso ser ungida).
respira profundo. los pulmones parecen estallar en fuegos de artificio. convulsión del cuerpo y la boca se abre. los brazos se mueven como serpentinas. cómo nacer si no hay nadie para recibirla.

Laura A.
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vuelve a encontrarse sola en la oscuridad de la noche. la luz de la luciernaga está del otro lado de la puerta. Pero esta vez, no hay algodones de azúcar ni tibieza en el aire. hay líneas de polvo que desvían la mirada. hay voces que ocultan los deseos con palabras. el agua que sube lentamente cubriendo sus pies, sus rodillas, no es agua sino whisky y lágrimas. salivas y sangre.
cuidarme. hace equilibrio parada en el no lugar. los ojos rojos y la garganta cerrada. sigmund creía en la neurosis. ella cree en la verdad de sus visiones. las palabras se superponen pero como en el sueño, no hay lugar para ellas. tose y tiembla. la luz cruza su cuerpo como cicatriz. y el deseo. no voy a dejar que nada malo te pase. un beso y caperucita se deshace de la tela roja. también ella se convierte en lobo. piensa que la inocencia de lo par consiste en no dejar nada afuera. una sonrisa irónica (en esta historia no suele haber lugar para lo par) y se deja seducir por el olor de los cuerpos.
el frío convertido en humedad. la respiración en gemido. el hielo de boca en boca como el beso. como el frío. tiembla. disfruta de lo prohibido (por lo menos hasta que la pequeñez de la luciernaga se haga visible). toca una humedad espesa. egoista. y un dedo le roba el grito que se desparrama en la sábana, en la pierna suave de un lobo disfrazado de cordero.
hace equilibrio en el no lugar. sabe que no hay cuento sin pérdida. sabe que el final feliz es una máscara quizás más dolorosa. hace equilibrio pero su cuerpo quiere la luz. nada (o sueña) hasta el calor doloroso del límite.

Laura A.

entre palabras

a la otra (escuché que sólo el pecado puede ser dicho)

cama sin orillas y las palabras alrededor golpeando como olas agitadas. su cuerpo desnudo y frágil. resistente. su piel como salvavidas. náufragas abrazadas.
las bocas sólo responden al beso; afuera, las palabras se clavan frías en el cuerpo. amante, hija, compañera, desconocida. frágil y resistente. balsa. inversión inesperada. silencio protegido en la batalla de un océano con contracorrientes. somos orgasmo en el momento de peligro. las sin nombre. somos remo y barco hundido. somos su deseo a pesar de los golpes. la arena donde descansan después de la tormenta.

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a M. S.

mira su cuerpo y es el mismo pero no. los ojos no devuelven la misma imagen. ser en el otro. del otro. por el otro. si no hay espejo no existe. sus palabras sólo en el papel si no mueren, se deshacen como el aliento en invierno. como el orgasmo en la mano. las mira hasta quedar ciega. ella es sus palabras, su cuerpo que late aunque nadie lo oiga. se lame. el camino de saliva abre la herida que empieza y termina en su lengua. ella es sus palabras. las mastica. las besa. las moja. las come. ella se deshace.

anudadas

a M. S.
pienso en vos. en abrazos de piel desnuda. tus dedos adentro mío, parte mía, tocándome invertida. tu lengua en mi clítoris, hablando lenguajes de aguas. humedad que riega, humedad que llueve. bautismo.
tu mano subiendo, llegando al corazón en un nacimiento ascendente, mientras, tu voz -corriente de aire, terremoto, ola o cascada- exige, excita y exiliándome de mi misma, me arrastra hasta las orillas de cuerpo.
cierro los ojos y pienso en vos.

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lo estaré leyendo el miércoles 23 de noviembre en Maldito Salvador (El Salvador y Thames).

regular como la aguja de un reloj. entra y sale. su lengua mi boca su boca mi hambre el dedo el cuerpo el suyo el mio. entra. noche. la leche estallada en la lengua y el nombre rezado entre los dientes.
la ato a mi nombre a mi hambre mi cuerpo su cuerpo penetra su nombre. su dedo, y el clitoris como fruta se estalla entre los dientes. incestuosas, la prohibición unge nuestras manos.
-hermana- vulva con vulva -amante- los pezones se rozan -madre- la carne se mastica. sangra. partos y menstruaciones escapan en el aullido. me ofrezco. la adoro. inversión mística. muerte y vida besándose en la boca. lengua rozando lengua bebiendo leche gritando cuerpo deseando carne.
mórbida me bebe me escala bautizo de salivas muerde mastica. mis semillas rodando en su lengua. la lengua se anuda soy pulso se invierte su útero me contiene. los ojos en blanco. el abrazo como serpiente. se entrega. la grito. la pulpa madura y el fruto chorrea entre los dientes.

Laura A.

entre sogas

a ella: Cristina Peri Rossi

ella es el espacio entre cuerdas. entre sogas. el silencio de la o. la humedad en la mano propia. ella es sus restos. el elogio de la boca ajena. masa de carne estallada en el parto.
cueva le dicen. posibilidad de ecos. pero ella se sabe (se palpa) invertida. visceras que hablan y las palabras perdidas entre sus piernas. impacientes. pegajosas. sucias.
ella quiere nacer de ella. desprenderse. ser su propio túnel. el riesgo es desangrarse. respirar en el vacío. o quedar muda.

Laura A.

entre noches

fue en la noche. fruto venereo su útero. saber ungiendo lengua y labios. papilas estalladas en lo prohibido. dolor de partos sin haber parido. sangre entre las piernas como palabras. no hubo hoja de higuera ni explicación. orden, después violación. y un embarazo perpetuo de pulpa y grito.

Laura A.

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fue cerrar los ojos y cruzar la noche. los siglos. desaparecer en el instante donde todo cambia. eva sin nombre hablando. fruta madura y lengua. el otro escupiendo su nombre entre los dientes. víbora sibilante. su lengua. sibilina. veneno con el que su cuerpo fue bañado.
la muerte de un lado, del otro, la ilegalidad como sonrisa. momento originario. trampa des-carada. gotas cayendo en la pira bautismal. y el grito. la boca abierta destilando las voces calladas que la atan. que la hablan. mientras, paladar y lengua pronuncian lo prohibido. la noche estallada en su propio parto.
fue cerrar los ojos. tejido de siglos desmembrado en un instante. y se escucha el grito y la palabra. y el grito; vistiendo al cuerpo por primera desnudo.

Laura A.
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a Clarice Lispector

era cruzar la puerta. la noche. desaparecer en ese instante donde todo cambia. donde todo queda igual. el momento cero. originario. fatal. eros y tánatos besándose en la boca. los extremos de moebius enlazados.
la puerta. una pierna de un lado, una pierna del otro. la noche. y ella estallada en las voces que no tuvo o que tuvo. voces ahistóricas que carga como aullido. vagina dilatada en un parto nunca llevado a cabo.
la noche afuera. la noche adentro. y de ella sólo fragmentos hundiéndose en la viscosidad oscura, en un espacio sin lugar ni tiempo. sesenta segundos sorprendidos fuera de la insistencia del reloj.
entonces escucha el grito atragantado en una boca abierta que no existe. y ve la noche. la boca abierta. la puerta.

Laura A.
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la música se lanza desde el parlante volando sobre la pintura que se descascara del techo. y sólo un trago antes del negro. soltar ataduras. recuperar la libertad por unas horas. volverse invisible o intensamente visible, es lo mismo. mientras, los sonido caen sobre ella.
la música grita y calla a quien no la adora. la palabra atada a quien la nombra. sinsentido de yo-yo al regresar a su dueña intacta. derrotada.
la boca oscila entre la tirantez de una sonrisa y el pout. mueca inglesa que parece tener más clase: labios para afuera, gorditos. supuestamente sexies. mantiene la mueca mientras intenta no apretar demasiado el vaso plástico. bombucha cargada con vino tinto. arma de doble filo, piensa, mientras siente a su cuerpo como al de una marioneta. huesos desarticulados sin otro lugar que el que ocupan al moverse. extásis y espacio metamorfoseados en sarcófago. paréntesis de la historia hasta el día siguiente.
los párpados caen deshilavanados. nada por ver. y el olvido llega en espirales de humo. sufrir la violación del sonido penetrando, agrediendo, amando a su cuerpo sin permiso; violación de la mano ausente tocando al culo que flota, estallado, dentro del jean azul. sonidos. y cuerpos desmembrados nadando los restos de noche.

Laura A.
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entre aguas

algoapretadoalgoapretado, su mente corría más rápido que su cuerpo y el cielo afuera violentado por costuras blancas. la gota sorda, ciega cayendo en el balde de agua estancada, rebalsada y la cama ya no era cama sino canoa, barco hundido.
pensó que la imposibilidad podía ser superada pero sólo encontró extrañeza. una duda más grande durmiendo entre las saábanas que habían mojado, renombrado en el intento inútil de pasión. en el manotazo de ahogado que sabían no sería el último.
el viento y la lluvia en ella y el agua subiendo hasta los tobillos, las rodillas. afuera negro. adentro ruido. y en el pasillo la luz y el fantasma.
sería más facil vivir en la panza de esa gran luciernaga. el tiempo ahí era otro, ese de cuando era chica, de agujas detenidas, de fantasmas como nubes de azúcar. tiempo de nunca estar sola adentro. y se imaginó recostada en el abrazo frío del enorme gusano incandescente.
en el fondo se sabía parte de la oscuridad. para ella no era un universo oculto, atemorizante, infinito. "cuando nada se ver es porque no hay nada que ver", afirmó en voz alta. vacío tan simple como un silogismo: ausencia de luz, ausencia de existencia. así su soledad estaría justificada. hasta ella misma podría desaparecer en ese borrón sin limites, charco originario.
quizás por eso se dejó envolver por el hilo de viento que la vistió descosiendo posibilidades. quizás por eso cerró los ojos y con pasos cuidadosos como puntadas se dejó llevar hasta escuchar el ruido seco de la puerta cerrándose a sus espaldas.

Laura A.

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quiero una pecera para meter la cabeza adentro. pezojos pezboca pezcaricia. y los pensamientos, burbujas.
cuando está sola adentro, tiene miedo de volverse loca. el mundo se aleja y ella lo espía a través de las fisuras y reflejos que la rodean. a veces tiene suerte y un ojo de cerradura acepta convertirse en lente, cámara, ventana o telescopio. así puede ver ese mundo que pierde los contornos, los sonidos, los colores. ese mundo que se vuelve borrón.
si tuviera una pecera ya no necesitaría palabras. aprendería el lenguaje de las partículas de agua, de su movimiento. ni tampoco tendría que fabricar su propio frasco-trampa, donde a veces le falta el aire o la fuerza para destaparlo desde adentro.
con un movimiento fluido, caricia y golpe al mismo tiempo, cerró el libro que estaba leyendo [en ella no había tiempos perdidos ni tiempos recobrados], se ató el pelo y metió monedero, llaves y cigarrillos en el bolso. estaba decidido: iba a conseguir una pecera para llenarla de silencios.

Laura A.

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miró entre pestañas y flequillos al hombro descansando a su lado. el eje de la tierra cambió, no sé hacia donde, pero mi eje lo acompañó. estaba navegando otro barco, otras aguas. finalmente la tierra había aparecido. orilla a la que atarse por lo menos hasta la última gota de tormenta. marcar la huella hasta recuperar el equilibrio. eva/ngelizar y eva/ngelizarse. cansar a los ojos con algo más que vacío. huirse.
el brazo en su cintura como un salvavidas y recordó otros brazos anclacadenacamisadeoncevaras. pero todavía no. el cielo seguía estando negro.
con un poco de miedo recorrió esa geografía de cuerpo dormido. geometría. pulsión de vida y órganos internos. respiración de historia velada.
era colón descubriendo el nuevo mundo, sobreviviendo al desastre. escribiendo la bitácora de un viaje hacia el otro, hacia sí mismo. creando sus propios mitos. caminando entre espejos que devuelven lo que más duele.
por una noche no existían restos de otros naufragios: como explicar con palabras de éste mundo que partió de vos un barco, llevándome.

Laura A.

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los ojos cerrados llorando detrás del párpado ciego. el grito mudo. el grito soga. la inmensa posibilidad ahogándola y ella sin brújula, navegando la duda.
barco en el tercer margen. ese que no existe. ese que es reflejo. ese en el que la mirada se hunde junto al remo, dibujando signos de pregunta como firma de una autobiografía.
kilometros de ríos que resultaron ser sólo calles. paradoja del miedo al naufragio que se convirtió en naufragio. la Historia babeando sobre la ignorancia de las certezas. palabras calladas nadando en el silencio surcado de ruidos.
su lengua rozó la lengua equivocada. desde entonces, las escoraciones como trofeo y mapa

Laura A.

entre cafés

de la A a la S

es diferente a como se muestra. nunca parece estar del todo acá. parada en la hendidura. la mitad izquierda de un lado, la mitad derecha del otro. correntada, la pienso, de esas inofensivas que sorprenden de repente espiralando hojas y salpicando tierra en los ojos. su cuerpo relajado es sólo un espejismo. la realidad es la que no promete.su mochila, siempre lista para la huida.pero hoy no.
pide la cuenta entre caracolillos, jengibre y cardamomo, pero ahí queda. enterrada entre palabras que lograron evadir el lugar de mudez. el lugar imposible que no deja de quiñar sus ojos desde el fondo de la taza. palabras debocadas. apuradas. imposible decir lo que se quiere decir. nos contamos entre silencios y futuros en servilletas.
hubo otro gato negro una vez. sin tantas palabras. sin miradas que buscasen descubrir lo que se oculta detrás de lo pronunciado. antes, la partida ya estaba perdida. esta vez, no había partida que ganar. el deseo convertido en doble tabú. (le saco la lengua a Freud y a Lacan. su cuerpo, delatando la injuria).
se levanta y me enfrento a su letra desnuda. la posesión de la lectura. el texto-el cuerpo-apropiados en la mínima revolución de un reloj.y su regreso.
no hubo despedida: hubo encuentro.

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en diálogo con http://pezlengua.blogspot.com

el recuerdo de una mano abrió mi memoria y la taza se suspende a unos centimetros de los labios. ojospensamientoscolores perdidos en el mar que también vos estás mirando, pero del otro lado y pienso si el verde y el azul pueden encontrarse en el viaje. si sin palabras y sin cuerpos pueden montarse las olas. mientras, la sombrilla me rodea de sombra y sigo atravesada por nada, o mejor dicho, por tu silencio.
la mano enciende un cigarrillo y no es la tuya, pero podría serlo si así lo quiero, si así lo nombro y hay ruido a taza contra plato a mordisco de tostada a grito de mar y el darme cuenta quema la lengua.
bajopiedras subopiedras como aquella vez y estás más conmigo ahora que cuando lo hicimos juntas, que cuando sonreí que saco la foto o cuando dame la mano, que cuando tantas palabras.
colores, personas, tiempos tantos y el error en no darme cuenta que el silencio nos mantiene una. que en lo no dicho nos acompañamos. que si de cuerpos juntos, que si de mirarme o tocarte realmente, sólo el espacio, el vacío, nos haría sobrevivir al posible-imposible.
es la voluntad de controlar el deseo mío y del otro mientras todo demuestra que no hay más que sintagmas con aparente sentido, que imaginación. y veo donde había personas, manchas. las burbujas de la cerveza por la que cambié al café buscan escapar a su imposibilidad. sólo sonidos sin nombre y los sentidos boquiabiertos, excedidos.
el Blanco. y la mudez absoluta se muestra como otro deseo improbable y vuelve el ruido a papel de helado a conversación de chicos a loro en celo a protector solar que se acaba. vuelvo a pensar que quizás con vos el silencio es posible. que quizás con vos los olores tendrían voz. y los colores.

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Despertate Ana no llores, estás soñando Ana, estás soñando dice Laura mientras deja caer la ceniza desde la cama. PUNTO. y acercando en el aire el pulgar al indice pido otro cafe.
Una mujer de negro cruzó la calle/ la memoria y pienso en todas las calles entre nosotras, en todas las miradas inundadas que me faltan navegar para que descanses en mi ombligo. y es casi una bitácora de viaje lo que estoy haciendo. de viaje hacia vos, hacia mi. una señora en puntas de pie prende el televisor y el aire se llena de risas falsas. y yo me siento un poco más triste, un poco más sola.
hay una pareja que congela la esquina del bar: no hay ni viento ni palabras ni sonrisas volando sobre sus cabezas. sólo una cucharita haciendo círculos y el ruido de dedos contra una mesa. espero que nuestro encuentro no sea así: un globo de silencio, de anticipación pinchada, de duda mirándose a los ojos. se acerca el mozo con el café y un trapo para limpiar la mesa. No gracias, déjelo, hoy éste es mi universo digo con suficiente seguridad como para que me mire sorprendido (una ceja se levanta, los labios se abren como para decir algo) pero no dice nada. los mozos están acostumbrados a todo pienso y trato de guardar en mi memoria estos instantes en que entiendo que el mundo y todo lo que lo rodea no es más que pedacitos de servilleta, recortes de recuerdos, constelaciones de azúcar y el sol sobre una mesa.
no escribo más pero releo y te colas entre los espacios y de pronto sos real y pienso que la escritura crea. la lluvia negra que se desató a mi lado se confunde con vos pero no sos: sus manos no tienen tus caricias y estoy soñando amor, yo se que estoy soñando.
el primer sorbo de café me deja en blanco y lo siento bajar y latir mezclado con mi sangre. soy sólo eso: ruido de órganos internos y una pulsión que me mantiene una, aunque incompleta. ya no quiero pedir cafés que se enfrían ni verte en los silencios. con el tercer cigarrillo pienso que estoy cansada de imaginarte entre volutas de humo y espirales de sahumerios. quiero leerte entera, descifrar las palabras de tu piel, de tus ojos.
expulso frustración en una bocanada y es con ojos entrecerrados que las veo. dos mujeres tomadas de la mano. así es como me gustaría estar, sin saber muy bien dónde termino o donde empezás.

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Por un momento pensé que el tiempo era una ilusión, que no había lugares alejados, distintos. ni ríos, ni mares, ni vientos. Pero sobre su cabeza la aguja marcó el minuto, el segundo y Laura, es todo una misma cuenta regresiva. el engaño de la posible meta no es más que volver al punto de partida. a ese de momento de silencio absoluto y solitario. al vacío que sigue al estallido. big bang del dos mil.
despedacé el pan mientras la miraba hablar, pero esta vez no hay constelación en el mantel. no hay universo propio. sólo migas. átomos potenciales. y es tan hermosa. habla se ríe los ojos se agrandan. hipnóticos. las manos se mueven espiralando el aire alrededor de ella. de nosotras. las manos que sostienen el hilo de la marioneta. o sea, a mi.
soy como un trapo estrujado. demasiado amor. la dejo hablar y levanto platos con dibujos de pececitos, vasos con restos de vino (me permito un instante gótico o quizás místico: pienso que es mi sangre ofrendada). las velas estan encendidas. con la misma chispa que enciende el cigarrillo, enciende un incienso. y cassia eller sigue cantando: pra sempre, sempre acaba. suspiro. miró por la ventana.
la pava ya está en el fuego. generalmente no me gusta lavar los platos pero hoy lo disfruto. el agua corriendo y yo buscando mensajes, señales en las formas blancas, mullidas, nuboidales que deja el detergente.
guardo crema especialmente para ella en la heladera. también compré azúcar, que hace tiempo no tenía lugar en mi alacena. mientras bato el café pienso que nada puede ser repetido. en el intento se abre una fisura, la diferencia nace y sin embargo sé que en mi interior lo inmutable existe.
shiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. el agua hirvió. los cafés están listos y el vapor sigue dibujando serpientes en la pared amarilla.

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apoyó la taza blanca sobre el plato y se levantó elástica, cada segundo durando un poco más de lo esperado. su cuerpo a veces es como un puente, a veces como una corriente de aire. eso me da miedo. desató la cortina de un tirón y de repente estamos en el útero de la tierra. el sol verde en las paredes dibujando formas geométricas como una tarde de otoño que todavía no perdió las hojas.
miro el fondo de la taza: jengibre cafe y canela y ojalá hubiese aprendido a leer la borra. si el final de esta historia ya está escrito me gustaría conocerlo pienso mientras miro el botón que descansa sobre la mesa ¿por qué Violeta me habrá dado ese amuleto verde y su sonrisa en el momento en que me ahogaba en el inminente vacío? nada es casual. o quizás sea cierto que los chicos y los locos ven más allá, entienden.
Ana se acerca y me da la mano. y es la certeza de que hay algo antiguo que nos une, que no importan, aunque duelan, tiempos colores o ríos. cierra los ojos, sacude el pelo, se estira como un gato. satisfecha. y así se queda: desnuda, inmóvil, apenas respirando y mientras me pregunto en que piensa, veo la sombra de la chica de enfrente a través de la cortina. Era se llama. siempre feliz, con sus bolsas de pandora llenas de colores. quizás ella también me ve a través del vidrio y se pregunta por las velas que hace días no se apagan, por las lágrimas o las serpientes en los azulejos.
estiro la mano que no sonríe acunada por la mano de Ana y con la punta de los dedos acerco el atado de Marlboro light. es rídiculo fumar light, ani; hacen menos mal, amor.
con la misma concentración que requeriría volver a crear el mundo prendo el primer cigarrillo. aspiro. y el humo se escapa. lo veo subir, desaparecer. apoyo el cigarrillo en la boca de Ana. se frunce. aspira. sonríe. me mira de costado y pienso que comparar sus ojos con el mar no es lugar común.
con un movimiento brusco seco triste acerco el cigarrillo a mis labios. inhalo con fuerza. la ceniza crece, cae y pienso una cosa que en el momento me parece la verdad más absoluta: café y amor no se le deberían negar a nadie.

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son dos pero podrían ser una. la cara contra la almohada, el pelo sobre la espalda. acurrucados restos de un naufragio. sobrevivientes. los ojos se cierran fuerte. invocando, conjurando, exigiendo el sueño, la oscuridad total.
la lágrima de una marca un camino en la otra. rueda hasta la nariz y cae desbarrancada. para qué salvarla. seguida de otras encuentra su destino estrellada contra las sábanas violetas.
son las sobras de la fiesta. piñata rota inútil arrugada. útero estéril. vacío del hijo abortado. y hay un cierto placer en el hipo que las parte. que las desgarra como un rayo al tronco.
finalmente el otoño perdió las hojas. la casa está oscura. pozo negro. pantalla en la que los espirales del recuerdo se proyectan. no hay ropa por el piso, cigarrillos compartidos, tazas vacías ni risas de piel desnuda. el cuerpo exige el calor que falta a su lado. el abrazo. el te quiero, soña conmigo.
asustadas. fetos que deben salir al mundo sin estar preparadas. marcadas. indefensas. solas. el pasado aterra a una. el futuro a la otra. salir de la cama. de la casa. del recuerdo. buscarse a si mismas.
quiero encontrarte donde no haya colores,distancias, personas ni palabras. quiero respirarte. ser vos. tus fluidos. tu sonrisa. tu voz. o mejor dicho, quiero ser en vos. nacer de vos. pero llegamos tarde amor, o quizás antes de tiempo

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